Creative Commons License Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

lunes, 2 de julio de 2007

Capítulo 8,5: Interludio

Una punzada de dolor atravesó las sienes de Edward. Era un dolor intenso, penetrante, insoportable, más agudo que el que sintió aquella vez que se pilló la minga con la tapa del baúl del tesoro, gajes de ser un pirata.

Intentó abrir los ojos, pero su esfuerzo fue inútil. No porque no lograra despegar los párpados, sino porque era tal la pureza de la luz que le rodeaba, que los párpados no evitaban su entrada a la retina. Se encontraba en un espacio totalmente diáfano, donde todo era blanco, el suelo, el techo, las paredes … pero ¿había paredes?, es más ¿había suelo y techo?. Era imposible distinguirlos.

Echó a andar, sin saber a ciencia cierta qué dirección estaba siguiendo. Sin tener ninguna referencia era imposible saber si estaba andando hacia delante, hacia arriba o siquiera si se estaba desplazando. Sus pies no encontraban resistencia alguna al movimiento.

Caminó, si es que podía decirse así, durante lo que le parecieron horas, ya que tampoco disponía de ninguna referencia temporal. No sabía lo que buscaba, solo pretendía encontrar algo que le indicara dónde estaba, porqué estaba allí y cómo podía salir de ese anodino lugar.

Cuando se creía ya condenado a vagar durante la eternidad por ese lugar, le pareció distinguir a lo lejos un diminuto punto negro. No estaba enfrente de él, sino encima, como lo está la luna en una noche estrellada. Giró sobre sí mismo y empezó a caminar hacia ese lejano punto.

Al poco rato, consiguió distinguir la silueta de un hombre, parecía no estar solo en ese lugar. "¿Podrá explicarme ese hombre dónde estoy?" – se preguntó Edward mientras echó a correr, si es que podía decirse así, hacia el desconocido.

"¡Hola!" - dijo Edward al llegar junto al desconocido. - "Me llamo Edward Drummond y soy un afamado pirata".
"¡Ufff!" - bramó el desconocido - "¡No te presentes así, a escondidas! Casi me matas del susto"
"Perdón" - se disculpó Edward.
"Bien, Drujón …"
"Drummond, Edward DRUMMOND"
"Ya veo, ¿así que eres un afamado pirata, eh? Más bien pareces un inspector de hacienda."
"¿Un qué?" - inquirió Edward, quien lógicamente en su vida de pirata no había pagado nunca impuestos.
"Da igual, ¿qué te trae por aquí?" - preguntó el desconocido.
"Esperaba que tú me ayudases a averiguarlo"
"¿Yo? Yo no soy nadie, yo no sé nada, … " - comentó melancólicamente el desconocido mientras su mirada se perdía en la inmensidad blanca.
"¿No sabes al menos cómo te llamas y dónde estamos?"
"Veo que llevas poco tiempo aquí"
"Exacto, ¿cómo lo sabes?"
"Porque cuando llevas tanto tiempo como yo, ya no te importa quien eres, ni dónde estás, de hecho, ya no te importa nada"
"¿A qué te refieres?" - Edward cada vez estaba más confundido.
"Me refiero a que aquí nada tiene sentido, ni el tiempo, ni el espacio y mucho menos quien seas. Aquí nada existe, textualmente"
"Entonces … ¿dónde estamos?"
"Esa es la cuestión: no estamos. No estamos en ningún lugar, ni estamos en ningún cuando. No estamos, simplemente"
"Coño, pues yo siento que estoy"
"Claro. Ahora sí, ¿pero hace cuanto que no sentías que estabas?"
"Ahora que lo dices … es como si hubiera estado ausente, fuera de mí, no sé … unos cuatro meses"
"A eso me refiero. En este preciso instante eres, mientras pronuncio estas palabras, yo soy, después ya no soy"
"Creo que me está empezando a doler la cabeza" - dijo Edward mientras se echaba la mano a la sien derecha.
"Como veo que eres un poco lento, intentaré explicarlo para que lo entiendas"
"Cuidado, que he cortado cojones a tipos por menos de eso"
"Tranquilo, filibustero, aquí esas amenazas no te servirán de nada"
"Pues desembucha ya, ¿quién eres y dónde carajo estamos?"
"Me llamo Ramiro Povedilla Céspedes y estamos en el limbo de las historias inacabadas"
"¿Ramiro Povedilla? Me suena ese nombre"
"Es posible, al fin y al cabo, todo está interconectado"
"¿Y eso del limbo qué es?"
"Veamos, es duro decir esto, pero … ¿has tenido alguna vez la sensación de que tu vida no es real, que no eres más que el protagonista de una historia contada por otros?"
"Si te digo la verdad, eso es algo que me dicen mucho últimamente"
"Mejor, así te será más fácil encajar esto. Estás en un lugar de tránsito, de paso, del que algunos logran salir, pero que para muchos es un cementerio"
"¿De paso hacia dónde?" - preguntó Edward.
"Hacia el final de una historia. TU historia"
"No te acabo de entender"
"Mira, yo no he estado siempre aquí, aunque a veces me lo parezca. Yo antes era un oficinista, al que cierto día le mordió una carpeta …"
"¿Una carpeta?"
"Sí, pero eso no es relevante. Lo importante es que yo tenía una historia, un tanto surrealista, sí, pero al fin y al cabo, era MI historia … y ahora no tengo nada"
"Al menos conservas los calzoncillos"
"La cuestión es que un día te despiertas aquí, sin saber muy bien porqué, hasta que encuentras a alguien y te lo explica"
"Entonces, ¿hay más en este lugar?"
"¿Más? Hay millones y millones. Lamentablemente, hay muchas historias que nunca se acaban de contar, algunas porque no llegan a un mínimo de calidad, otras porque sus personajes no tienen suficiente gancho, en otros casos, los menos, es simplemente por no haber conocido a la persona adecuada para su publicación"
"¿Pero de qué historias me estás hablando?"
"Libros, series de televisión, cuadros, etc. Es duro, pero tú y yo no somos más que unos títeres en manos de un escritor sin escrúpulos que no tiene el suficiente compromiso, o simplemente el talento, para continuar nuestras historias"
"Coñó" - fue todo lo que pudo articular Edward ante tal revelación.
"Lamentablemente es muy común. Hay muchos más proyectos a medio acabar que los que realmente llegan a buen fin. La inconstancia está muy presente en la raza humana"
"¿Y qué podemos hacer para salir de aquí?"
"¿Nosotros? Nada, eso no está en nuestras manos. Solo si alguien retoma tu historia, puedes seguir viviendo, como estás haciendo en este momento"
"Entonces, hay esperanza, ¿verdad?"
"Poca. Quizás esto no sea más que un intento infructuoso de desempolvar una vieja historia, quien sabe" - sentenció Ramiro. Acto seguido, tomó la mano de Edward y dijo - "Ven, te quiero presentar a unos amigos"
"¡Eh! Mariconadas las justas, ¿dónde vamos a ir si aquí no hay nadie?"
"Veo que sigues pensando en tu viejo mundo. Hablando en negativo, aquí no existe el tiempo ni el espacio, por lo que por el mismo motivo y hablando en positivo, estás en todos los sitios y en todos los tiempos a la vez"
"¿Qué quieres dec…?" - intentó preguntar Edward, cuando de repente se vio sumergido en un maremagnum de gente. Realmente no fue "de repente" sino que parecía que siempre había estado allí.
"Mira, ¿ves esta mujer? Iba a ser Micaela Knight, la protagonista de una serie de televisión llamada 'El coche maravilloso', pero era incapaz de aparcar un coche diseñado para aparcarse solo, así que aquí está, sin ninguna posibilidad de volver a su mundo"
"Ahá" - asintió Edward, quien no sabía ni lo que era una televisión ni lo que era un coche, pero dedujo que debía ser algo parecido a un carruaje.
"Aquel niño de allí es Harry Potter. Tiene mucha suerte, porque dentro de pocos días va a volver a su mundo. Eso sí, no le espera nada bueno …"
"¿Qué quieres decir?"
"Nada, nada, olvídalo, que mucha gente se volvería loca por esa información. ¡Uy, mira! Has tenido suerte, aquí hay una persona con la que seguro te llevarás muy bien"
"¡Hola, me llamo Guybrush Threepwood y quiero ser un pirata!" - Edward se quedó sorprendido, a simple vista había mucho de él en aquel chavalín imberbe … ¿o quizás era al revés?. En ese momento, una fuerte sirena atronó en los oídos de todos los presentes.
"Que pena que no tengamos tiempo para intimar" - dijo Ramiro - "¡Corramos!"
"¿Qué sucede?" - preguntó Edward.
"Nada, no te preocupes, es solo que viene la goma de borrar. Muchas de estas personas son solo bocetos que serán borrados sin contemplaciones y reemplazados por versiones mejores de ellos mismos"
"Cada vez entiendo menos este mundo. Me estoy volviendo loco. Además, estoy empezando a sentir que desaparece mi presencia de ánimo, me siento desvanecer, ¿significa eso que soy borrado o que vuelvo a mi mundo?" - el miedo a lo desconocido inundaba su voz.
"Quien sabe, amigo, quien sabe"