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lunes, 4 de diciembre de 2006

Capítulo 3: la cruda realidad

¿Susan? Ja, ja, ja, ja, ¿qué mierda es esta?
Lo que usted me pidió - balbuceó Pelayo mientras trataba de salir de su asombro. Allí estaba por enésima vez frente a la mesa del más temible de los editores de la editorial Cerbera. Sus anteriores escritos habían sido rechazados cruelmente, pero tenía muchas esperanzas en este. Había tratado de poner toda su alma en él, pero se enfrentaba al imbécil más grande de todo la comarca.
Mira, cuando te pedí un libro de aventuras actual y modernito no me refería a esta bazofia - gruñó Zacarías - quería algo que enganche al público, con tías en pelotas, grandes orgías, disparos y mucha acción.
Pero .... - trató de meter baza Pelayo.
Ya he perdido mucho el tiempo contigo - bramó finiquitando la conversación - Y que manía os ha dado por los nombres extranjeros, ¿no te has enterado que estamos en España. Ay, si levantase la cabeza el Caudillo se iban a terminar estas tonterías y zarandajas. Salga de mi despacho y no vuelva hasta que tenga algo en condiciones - gritó escupiendo exageradamente Zacarías.

Antes que pudiera ni siquiera recoger el original, se veía en la calle, habiendo sido sacado con malos modos del despacho por una especie de orangután de uniforme. La verdad que no ha sido para tanto - pensó Pelayo - la vez anterior fue peor.

Pelayo era la típica persona soñadora, que un día se levantó y supo que su futuro era manchar hojas hasta convertirse en un nuevo Stephen King. Pero hasta ahora no había tenido más que fracasos como el de ahora. Sus grandes sueños se estaban tornando en una frustración que le envolvía y no le dejaba crear nada bueno. O nada bueno para aquel imbécil de editor aceptase. Actualmente, la línea editorial de Cerbera estaba perdiendo el rumbo, habiendo sido mal aconsejada y peor gestionada.

La noche caía con su negro manto y las luces de los locales de alterne daban luz a su lúgubre calle. Voy a parar en Peco´s y me tomo algo - masculló frunciendo el entrecejo, tratando de engañarse. Llevaba muchos años siguiendo esa rutina, pero él se negaba a aceptarlo. Él se prefería ver como un bohemio antes que como un alcohólico, putero y fracasado ser humano.

¿Qué va a ser? ¿Lo de siempre Espronceda? - Se burló Manoli mientras abría la botella de Dyc gran reserva 7 años que rellenaba de garrafón toda las noches.
No, hoy voy a cambiar. Necesito un cambio en la vida. Mejor sorpréndeme, ponme lo más fuerte que tengas - dijo Pelayo mientras se alegraba la mirada con los pechos ya mustios de Svrenika, una rusa que vino a España hablando cuatro idiomas y con dos carreras y que se dedicaba a hablar sólo una.
Bueno, tu verás - aseveró Manoli mientras vertía el negruzco contenido de una vieja botella en el aún más oscuro y asqueroso vaso que había limpiado con el mandil. Y es que Peco´s no era un local de lujo, desde luego.
Pelayo bebió de un trago ese mejunge, dejó unos euros sobre la barra y se dirigió al servicio.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Bravo, bravo!!!!

Enhorabuena, es de los mejores textos que jamás leí, una obra maestra contemporanea de un superdotado para cualquier cosa, estoy segura.

Hágame mujer!!!!